“EL NUEVO CURSO PASTORAL” |
La palabra más importante que se me viene es ESPERANZA.
Las palabras del cristiano como cristiano y de la iglesia como Iglesia han de despertar siempre la Esperanza.
Pero la esperanza no se ha de confundir con la voluntad de no ver los problemas que nos afectan y de engañarnos a nosotros mismos con un futuro ilusorio.
La verdadera esperanza se basa en Dios que quiere salvar al hombre y por estos o por otros caminos, lo conseguirá.
La esperanza abre al creyente un futuro de salvación desde Dios. Y si la esperanza es auténtica, el creyente se pondrá, esperanzado, a disposición de Dios, se sacudirá de los hombros el peso de todo pesimismo y afrontará con buen ánimo el futuro por difícil que parezca.
La Iglesia siempre debe llamarnos a la esperanza. Si no lo hiciera renunciaría al Evangelio. La Parroquia también.
Este llamamiento a la esperanza va dirigido, sobre todo, a quienes tienen mayor responsabilidad pastoral en nuestra Iglesia. No se puede ocultar que, a veces, nos gana el desánimo, o dicho de modo mas claro, se nos oscurece la fe y la esperanza.
Si creemos en el Evangelio y esperamos en el Dios de la salvación, nuestro entorno concreto, a veces lleno de dificultades nos estimulará con un renovado ánimo.
Quien vive esperanzado, ve nuevos caminos y se le abren nuevos caminos.
En este curso pastoral que
comenzamos, esperando al nuevo Pastor que nos envíe el Señor,
tenemos que ver los nuevos y concretos caminos que se nos abren.
José María León Acha